
Tener un golpe astronómico de éstos no debe ser bien recibido. El atleti está predestinado a no conseguir sus objetivos. Es algo que acarrea desde hace tiempo, que lo lleva consigo y de lo que no logra despegarse. Y no será por intentos, cambios de entrenador, fichajes de nombre, promesas de futuro. Nada. Que no tapan ese cráter.
Poco a poco, y con varios partidos turbulentos, el más grave el del Nástic, la nave parece que coge rumbo a la Vía Champions. Aunque todavía están a años luz de conseguir ser lo que fue, uno de los mejores de la liga. Para eso debe traer buenos jugadores y ceder a los de nivel medio, caso de Galletti o Costinha. Tiene que apuntar a lo alto, como está empezando a hacer, a los Reyes, Guti, Rosicky y compañía. Además, necesita creérselo. Quitarse de la cabeza la idea de que son inferiores a otros y muy superiores a algunos. Ponerse de igual a igual.
Tácticamente, echo de menos un hombre en el centro del campo que sepa sacar el balón de verdad, que lo distribuya. Lo que tienen Arsenal, Roma, Barcelona o Lyon. Luccin no es el tipo de jugador de toque aseado e ideas claras en la salida del esférico. Y Maniche es un hombre que trabaja, gran llegador y con buen disparo, pero tampoco sirve.
Viendo cómo está actualmente, sino es este año, el próximo ni se presenten. Porque a mediados de enero el equipo está a un sólo punto de las plazas de Liga de Campeones. Si aspiran a más, llegarán a más. Pero si apuntan a menos, conseguirán la mitad. No se debe jugar con tres pivotes, eso lo hacen los humildes. Lo que hay que hacer es sacar a los buenos.
Pero este año parece que sí. Como todos, dirán algunos. El atleti hasta la muerte, dicen muchos. Gran afición la suya, lástima que no se les corresponda con los mismos resultados. Con el estandarte de Torres arriba y un banquillo de nivel medio, este equipo merece Europa. Y la gente del Calderón también.
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