
Este marfileño de 25 años es uno de los pilares que sustentan el ataque del equipo francés. Su posición natural y en la que mejor rinde es de extremo derecho, pegado a la cal. Desde ahí explota su mayor virtud, la velocidad. Arranca en diagonal, sale por el interior o llega a línea de fondo. Sus recursos son ilimitados. Además, tiene muy buena técnica, gran habilidad con el balón en los pies, y mucha facilidad para dar asistencias, ocho en lo que llevamos de temporada, y cuatro goles. Equipos como el Atlético de Madrid o el Inter de Milán ya han preguntado por él. Tiene la edad adecuada para dar el salto.
Gracias a sus puñaladas y al buen entendimiento que tiene con el nigeriano Odemwingie, el Lille todavía puede conservar una esperanza. Con estos dos africanos es más fácil soñar que este equipo llegue lejos, pese a no ser de los más importantes del país, ni mucho menos. Pero soñar es gratis, y en Francia también lo saben. Y teniendo a Keita en la banda es mucho más fácil conciliar el sueño.
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